– Formar hombres de valor (carácter de Cristo, sujeción).
– Formar hábitos de lectura comprensiva.
– Formar hábitos de: higiene, organización.
– Fortalecer hábitos de prácticas devocionales personales.
– Profundizar la formación teológico-práctica para el ejercicio de sus funciones.
– Promover estrategias de trabajo con niños, jóvenes, mujeres, familias, matrimonios y ancianos.
– Instruir en el conocimiento de funciones y responsabilidades eclesiales.